La maldición de la familia y su hundimiento

Hoy os presento una actividad de escritura creativa que he realizado con mis alumnos/as. Les he presentado en la pizarra digital uno a uno estos dibujos, y ellos tenían que ir escribiendo la historia relacionada con cada uno de ellos.

El primer dibujo que les enseñé fue un pueblo de montaña, de esta manera podrían situar la historia.
El segundo dibujo fue una chica joven, para que tuvieran su protagonista.
El tercer y el cuarto dibujo fueron la familia y una mansión, para que supieran un poco más del contexto de la protagonista.
El quinto dibujo fue una plaza de un pueblo, para que comenzaran a desarrollar la acción del cuento en este lugar.
Después, como sexto dibujo les enseñé una anciana, para ver como podrían situarla dentro del cuento. Muchos la eligieron como la malvada.
Como séptimo dibujo les mostré una discusión entre dos personas. Casi todos la utilizaron para comenzar una discusión entre la protagonista y la anciana.
El octavo dibujo fue un hombre despedido del trabajo. Muchos de mis alumnos/as dijeron que la anciana les había echado una maldición.
Para poder continuar el cuento, después de la discusión, les situé la acción en un lugar nuevo. Por lo tanto la novena y décima foto fueron un barrio y una casa muy pobre.

¡Les encantó la actividad! Realmente escribieron muy buenas historias. Aquí abajo os pongo las fotos que les puse y un ejemplo de una historia que realizó una de mis alumnas.





HISTORIA REALIZADA POR IRENE LÁZARO (6º DE PRIMARIA)


Me desperté empapada de mi propio sudor, otra pesadilla. Últimamente tenía muchas en las que veía a mi padre sufrir, pero a él no le dije nada. Me levanté de la cama y salí a la calle. Respiré el aire fresco del pueblecito de montaña en el que vivía. Miré al cielo y el sol estaba radiante, sin nubes en azul firmamento. Vi que los vecinos abrían las ventanas de madera de sus casitas de piedra. Miré al horizonte y vi de fondo el precioso castillo, con alabastro en las ventanas y las paredes de piedra negra. Era de mis padres. Mi madre era alcaldesa en el pequeño pueblo, mientras que mi padre era un gran y buscado policía por los buenos y odiados por los criminales. Mi hermana pequeña era la primera de su clase de ingeniería y mis dos hermanos mayores, Álvaro y Eduardo; eran grandes cirujanos. A mí me encantaba escribir y estaba dando un curso de lengua. En fin…
Me dirigí al castillo. Cuando entré, mi mayordomo Benjamín me dijo que aquella era mi casa y no la de mi abuela, donde había dormido esa noche. Fui a la cocina y estaban mis padres desayunando. En el jardín mis hermanos jugaban al ajedrez y mi hermana paseaba a nuestra perra.
Se hizo de tarde mientras comíamos y jugábamos. Como eran fiestas en el pueblo y mi madre tenía que dar un discurso como alcaldesa, fuimos todos menos la servidumbre a la plaza. Estaba llena de personas y de mercadillos de cosas artesanales. Me llamó la atención un puestecito al que nadie se acercaba y me acerqué. En él se encontraba una anciana envuelta en el humo de su cigarrillo. Llevaba un montón de joyas en sus dedos, sus manos y en su cuello. En la mesa había una bola de cristal y viejos cachivaches: tontadas. Le pregunté con cara de desagrado si aquello era la que vendía, se ofendió y me dijo:
-Aunque no lo creas, no todas las personas son tan ricas y bonitas como tú y tu padre.- dijo mirando al susodicho, que a mi lado se hallaba anonadado.
-Pues al menos yo soy feliz.- le contesté mientras en sus ojos se dibujaba una malévola mirada.
Entramos en una acalorada discusión. Mi padre se despidió de mí, ya que tenía una llamada urgente de la policía. Intentó frenar aquel drama, pero sus intentos fueron en vano, se dio por vencido y se fue.
No recuerdo qué le dije a la anciana amargada aquella, pero se irritó aún más de lo que ya estaba, si es que eso era posible; y me dijo: “¿¡Cómo te atreves!? ¡Ahora vas a enterarte de quién soy!

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